martes, marzo 03, 2009

Érase que se era. Cuentos tradicionales de Castilla y León, Edición de Joaquín Díaz

Editorial Castilla Tradicional, Urueña, 2008. 252 pp. 26.90 €

Ignacio Sanz

El cuento tradicional es el antecedente del cuento literario o de autor. La sociedades tradicionales, de la misma manera que acuñan refranes, jotas o romances, acuñan también cuentos, a veces con una estructura compleja. El Arcipreste de Hita o don Juan Manuel son dos clásicos de la lengua que sacaron mucho partido al cuento. El cuento tradicional está presente en El Quijote y en muchas de las obras del siglo de Oro. En nuestros días autores tan insignes como Guelbenzu, Rodríguez Almodóvar o José María Merino también se han ocupado del cuento tradicional.
De la estirpe refinada de Menéndez Pidal o de Julio Caro Baroja, el etnógrafo Joaquín Díaz, un clásico vivo como intérprete del romancero, con más de medio centenar de discos a sus espaldas y con otro medio centenar largo de libros sobre cancioneros, trabalenguas, refranes, romances y cuentos es una autoridad indiscutida de la cultura tradicional. Desde hace veinte años dirige el Centro Etnográfico de Urueña (Valladolid) que lleva su nombre así como la Revista de Folklore. Pero, además, es un dinamizador de la sociedad tradicional y un creador de museos e impulsor de iniciativas que tienden a realzar el valor de esta cultura, con frecuencia menospreciada desde los centros urbanos del poder. Como dijera Machado: “Lo que no es tradición es plagio”. Eso lo sabe bien Joaquín Díaz que no sólo bebe en las fuentes tradicionales sino que las recrea para trasladar al hombre de nuestro tiempo la emoción que potencialmente contienen.
En la introducción a este hermoso tomo de cuentos tradicionales, Joaquín Díaz reflexiona sobre la necesidad de mitos que tiene el hombre de cualquier época y de cómo el hombre se sirve de los relatos para la trasmisión de valores: “Quienes trabajamos en el terreno de los conocimientos legados por la tradición lo tenemos muy claro: nada en la vida de los individuos se produce aisladamente.”
Joaquín Díaz, arriesgando mucho, ha decidido dividir los cuentos de esta entrega en seis apartados que ha titulado: “astucia y necedad”, “valentía y cobardía”, bondad y maldad”, “riqueza y pobreza”, “prudencia e imprudencia”, “lo natural y lo sobrenatural”. Y digo que arriesga mucho porque los cuentos, como las personas, no son espíritus puros ni simples y participan al mismo tiempo de varias de estas características.
No hay más que catar alguno de estos 140 cuentos para percatarse de su ambigüedad o complejidad temática. También del estado de gracia que siguen teniendo, es decir de cómo nos siguen encandilando estas historias primigenias protagonizadas por frailes, curas y sacristanes, por molineros, zapateros, herreros o sastres, por zorras y lobos.
Y es que en estos cuentos se palpa el gozo primigenio de la narración eficaz sin aditamentos artificiosos, la gracia siempre viva de las historias que vienen rodando desde largos siglos, entreteniendo las veladas, las meriendas y los momentos gozosos de la vida del pueblo llano que las ha hecho suyas.
El mérito de Joaquín Díaz descansa en la traslación esencial de estos cuentos, eliminando no sólo los carraspeos de los contadores o informantes, sino el bálago reiterativo en el que con frecuencia caen otros colegas más puristas. De tal modo que al leerlos experimentamos una sensación de plenitud que recuerda al goce esencial que nos traslada cualquiera de sus discos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace tiempo que vengo siguiendo la voz y la música de Joaquín. Me alegra poder leerle ahora. Felicidades por el blog, de paso.